¿Volvería a emigrar? Reflexiones tras mi experiencia.

Buenos y preciosos días a todos y todas. Aquí me encuentro tomando un café, observando la nieve caer por la ventana.

He decidido escribir sobre esta temática porque, después de un año y medio, creo que he pasado por diferentes fases que vale la pena compartir.

Para quienes piensen que emigrar es fácil, psicológicamente hablando, debo decir que no lo es. Sin embargo, como todo en la vida, tiene sus lados opuestos, que en conjunto forman un todo.

¿Acaso conoceríamos la felicidad si no existiera la tristeza? La respuesta, seguramente, es no.

Si eres alguien que ha emigrado recientemente y te encuentras en tus primeros meses, es probable que te cuestiones si realmente vale la pena pasar por tantas dificultades y procesos, si es justo dejar todo atrás en busca de un nuevo comienzo.

Lo primero que quiero destacar es que esta es una reflexión muy personal que cada uno debe hacer consigo mismo. Porque ni todos partimos de las mismas circunstancias, ni todos enfrentamos los mismos desafíos.

Lo que sí compartimos quienes emigramos es que dejamos atrás todo lo conocido. Por eso, es común que atravesemos situaciones similares.

Adaptarse a un entorno desconocido genera estrés. Es normal sentirse sobrepasado muchas veces: desde contratar un servicio de internet hasta realizar trámites legales, todo suma.

Si además emigras sin familiares en tu lugar de destino, la falta de una red de apoyo puede hacer más complicada la experiencia. Es cierto que hay organizaciones que hablan distintos idiomas y que ofrecen ayuda para que las primeras experiencias no sean tan abrumadoras.

Por ejemplo, en Canadá, algunas asociaciones brindan charlas sobre cómo son los inviernos, dónde comprar ropa adecuada, cómo iniciar trámites legales o incluso clases de idiomas. Estas iniciativas son muy útiles y las recomiendo muchísimo.

Ahora bien, hablemos del duelo migratorio. Este es un punto de inflexión muy difícil, que solo entiendes realmente cuando lo atraviesas.

Al principio, cuando emigras, vives una especie de «luna de miel». Todo es nuevo y emocionante, todo parece perfecto. Pero, pasado ese tiempo, comienzan a surgir situaciones que no te gustan tanto. Esta etapa es completamente normal y se llama choque cultural.

En esta fase, es común cuestionarse si realmente vale la pena tanto sacrificio. Yo pasé por esto durante un tiempo y tuve paciencia conmigo mismo.

Es fundamental que entiendas que esta etapa es pasajera. Si estás en ella, no seas duro contigo mismo; lo que sientes es completamente normal.

Sobre todo, evita aislarte. Mantener el contacto con personas locales y con tus familiares a la distancia puede ayudarte a gestionar esta etapa de una mejor manera. Hablar sobre lo que sientes es muy importante.

Cuando superas esta fase, llega el momento de la adaptación inicial. Comienzas a aceptar tu nuevo país con sus pros y sus contras, y poco a poco mejoras tu adaptación. Es posible que la nostalgia te invada de vez en cuando, pero con el tiempo será menos frecuente.

Finalmente, alcanzas la etapa del biculturalismo o adaptación plena, en la que logras integrar elementos de la nueva cultura con los de tu país de origen.

Lo que quizá no sepas es que estas experiencias han moldeado literalmente las conexiones neuronales de tu cerebro. Ahora eres una versión mejorada de ti mismo: más resiliente, más fuerte, y definitivamente diferente.

Cuando vuelvas a tu país de origen, ya sea de manera definitiva o solo por vacaciones, experimentarás un choque cultural con tu propio entorno. Porque tú ya no serás la misma persona, y eso está bien.

Los seres humanos somos la única especie capaz de adaptarse y vivir en cualquier parte del mundo. Somos emigrantes por naturaleza.

En mi caso, por la persona en la que me he convertido, puedo decir al 100% que ha valido la pena.

Gracias a mi capacidad para abrazar el dolor y transformarlo, siento que he cambiado como persona. Agradezco enormemente a la vida por haberme dado esta experiencia, por permitirme crecer día a día y superar las dificultades con más fuerza.

Mis consejos son:

Recuerda siempre por qué decidiste emigrar.

Sé paciente contigo mismo.

Espero que te haya podido ayudar,

Salwiworld.

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