Desgraciadamente, la respuesta es SI. Es algo raro para mí, porque viniendo de un país en el que normalmente puedo entrar en diferentes países de la Unión Europea sin problema… (y sin visa).
Según vas tramitando la documentación, y te dan la autorización a visa, te indican que no tienes la entrada segura al país al 100%, ni que te vayan a dar la visa, ni aún teniendo visa, tienes pleno derecho de entrada, así son las aduanas en Canadá. Los oficiales de servicios fronterizos son los que tienen la última palabra, eso es así.
Cuando llegué al aeropuerto con mi saco de papeles, primero pasas por la fila en la que tienes que rellenar todos los datos en una máquina, con reconocimiento facial, y datos que te va pidiendo.
Y yo decía ¿ya está? ¿así de fácil?, pues no, no es así de fácil: te imprime un número la máquina, que te manda a donde están los oficiales que te dan la visa, hasta entonces solo había una acumulación de papeles autorizando a la visa. Pero que como he dicho antes, la última palabra, la tiene el o la oficial de turno.
Parece de locos, que después de todo el esfuerzo, puedan largarte a tu casa, porque estimen que no tienes intenciones correctas o qué se yo.
La verdad que pasé mucha angustia en la espera, porque venía con el tema del perro (que conté en la entrada anterior).
Cuando me tocó mi turno, la oficial de inmigración era una chica joven, bastante seria, que hacía preguntas cortantes. Pero tengo que reconocer que era muy educada, como la gran mayoría de los canadienses, la verdad.
Esta fue mi experiencia, te lo digo porque no tiene porqué ser igual, ni las mismas preguntas, es algo que viví yo.
La oficial revisó toda la documentación, me preguntó si sabía donde iba vivir, cómo pensaba llegar hasta allí, porqué motivos decidí estudiar, mi solvencia financiera, porqué elegí Canadá y específicamente Quebec, y después de revisar toda la documentación y dejar unos silencios eternos, me dijo que me vaya a sentar, sin responderme si me iba a dar la visa o no. Así es, sufrimiento hasta el último segundo, eso que no falte.
Después de un rato, tecleando, y revisando mi documentación con lupa, la oficial me llama.
Me pide que me levante y me da la visa, y me insta a que salga por la puerta, por fin, ya estaba en suelo canadiense.
Por muy duro que parezca todo, hazlo, que no te lo cuenten, vive tu propio camino y tu propia experiencia.