Aunque no menos importante, es hablar del clima del país al que emigramos.
Si vienes de un país donde hay mucho sol, y las temperaturas no son tan extremas, es normal que tengas un poco de miedo al clima frío.
Yo al principio cuando decidí venirme, tenía verdadero miedo al clima canadiense, me acuerdo que antes de venir, consultaba la aplicación del tiempo para saber qué tiempo hacía en cada momento.
Y lo comparaba con España, y pensaba pues hace tantos grados menos, y así.
No me servía para nada, pero sí me obsesionó un poco el miedo de pasar mucho frío, y más cuando no estaba acostumbrada a la nieve.
Pues he de decir que, por lo menos en mi caso, la casa en la que vivo en Canadá está mejor aislada, y paso menos frío que en España, sorprendente, ¿verdad?
¿Quién me lo iba a decir? Pongo la calefacción menos aquí, porque se mantiene más la temperatura en el interior de la casa.
Os recomiendo que la ropa de invierno, la compréis aqui, esto es porque los abrigos están pensados para resistir temperaturas más bajas, que los que podemos comprar en nuestros países de origen.
Esto lo experimenté cuando fui a Islandia de vacaciones, me había comprado un abrigo de nieve, y cuando fuí a Islandia, pasé un frio terrible.
Entonces, para venir a Canadá, directamente no compré nada de invierno, tanto las botas como el abrigo, todo lo compré aqui.
Es de las mejores decisiones, porque literalmente, con un buen abrigo, botas y guantes, el frío es soportable.
No solamente eso, de manera personal, yo siempre he sido una persona que ha amado el calor, las playas, el verano en definitiva.
Hasta hace unos años, el calor en Madrid, se estaba haciendo cada vez más insoportable, y cada vez, lo toleraba menos.
Recuerdo que no podía salir a la calle hasta por lo menos las 8 de la tarde, en los meses de verano, y cada vez disfrutaba menos del solecito.
Por eso quizá cuando llegué a este país, con este clima, bien abrigada, pero se puede respirar, pasear por un paisaje teñido de nieve.
Al final, he encontrado un atractivo en el invierno, todo es como lo veamos, o el vaso medio lleno o medio vacío.
Nadie se muere de frío, ni es tan terrorífico el invierno, bajo mi experiencia.
Te tomas un café o un té calentito, mientras observas la nieve por la ventana, y el ambiente se vuelve muy agradable.